Dejar llorar al bebé ayudaría a su formación psicológica.
Si al bebé le proporcionan todo lo que él demande cuando llora –sin ninguna demora– no le permite al niño experimentar el deseo.
Zaida Mayerly Mayorga Gualdrón, magíster en Psicoanálisis, Subjetividad y Cultura, de la Universidad Nacional de Colombia:
“Por más atento que esté el cuidador a estar ahí y a responder en todo momento a lo que cree que el bebé necesita, ineludiblemente fallará y es necesario darle lugar a la falta, eso sí una que no lo ponga en riesgo a él o su supervivencia”.
Zaida Mayerly Mayorga Gualdrón, magíster en Psicoanálisis, Subjetividad y Cultura, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), realizó una investigación literaria exhaustiva. Ésta, le permitió analizar y explicar lo fundamental del encuentro entre el cuidador (prójimo) y el bebé (sujeto) y lo necesario que resulta que el primero le brinde o no, al instante, los cuidados que le brinda al pequeño.
La investigadora contnúa asegurando que:
“Actualmente existen muchos manuales o guías que hablan acerca de que no se puede dejar llorar al bebé, que hay que estar ahí y antes de que griten se les tiene que poner el biberón, el seno o cualquiera que sea su objeto de deseo. Sin embargo, como cuidadores tenemos que preguntarnos ¿qué tan bueno es eso?”.
El grito del bebé
El grito del bebé juega un papel fundamental, pues aunque algunos pueden decir que se trata de un llamado, desde el psicoanálisis este representa un encuentro entre el prójimo (el que cuida) y el niño, que a su vez es considerado como una criatura llena de tensión que está expuesto a diferentes estímulos externos.
Según la investigación
A raíz de esa tensión se genera el berrinche, el pataleo y el grito, este último es escuchado e interpretado de diferentes maneras. Si bien puede ser simplemente un ruido, también se le pueden otorgar distintos significados.
Esos significados se los da el cuidador (quien está fuera) y puede interpretarlo como hambre, sueño, sed, frío, calor, entre otros, sin que eso quiera decir que el bebé le está comunicando alguna necesidad específica.
La investigadora prosigue afirmando que:
“Puede pasar que el cuidador le atribuya a ese grito una necesidad y que se acerque y aproxime al niño como objeto de esta que puede, por ejemplo, ser el seno para alimentarlo. Por eso, en la investigación se menciona que el grito es tomado como una necesidad. Quien está afuera alcanza el objeto, que le sirve para que el bebé pueda sobrevivir desde lo biológico. Aunque para el psicoanálisis se requiere más que eso”.
Reconocimiento e internalización
Según la literatura, algunas investigaciones explican que lo que ocurre con los niños es un proceso de internalización. Significa que para el cuidador, el niño debe ser más que un “costal u objeto” que requiere cuidado. El niño o bebé, se debe reconocer como un sujeto, algo que puede influir en la negligencia o no del cuidado de los bebés.
Finaliza, Zaida Mayerly Mayorga Gualdrón:
“Cualquiera puede alcanzar el biberón o dar el alimento, pero para que exista un sujeto como tal, se requiere de ese otro (cuidador) que lo nombre, y nombrarlo significa que hay otro que reconoce que eso que está ahí, ese bebé, es un sujeto”.
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