Diada 2020: «La mascarilla, el gel y la distancia no están reñidos con nuestro derecho a reivindicar la independencia».

La Diada de Cataluña cumple el protocolo anticovid y moviliza 60.000 personas.

  • La Diada 2020 no ha contado con el ambiente habitual durante las horas previas y las terrazas de los bares han permanecido prácticamente vacías
  • Los asistentes a los puntos habilitados para la movilización han pasado un control de acceso en el que se les ha tomado la temperatura y han ocupado las sillas separadas a dos metros de distancia
  • Entre los manifestantes insisten en que «las calles deben mostrar unidad» frente a las discrepancias entre los socios de Gobierno

Nunca había amanecido Cataluña en un 11 de septiembre tan atípico. Marcada por la pandemia del coronavirus, la Diada de este 2020 se celebra alejada de la imagen que desde 2012 se viene repitiendo con movilizaciones masivas. Sin cadenas humanas y sin calles abarrotadas, la Assamblea Nacional Catalana, encargada de la organización, ha dispuesto un centenar de puntos por todo el territorio para reivindicar la independencia.

El distanciamiento fue la nota predominante en los actos del 11 de Septiembre.

La jornada ha comenzado entre flores, mascarillas y reproches. El millar de contagios que se suman en el último día en la comunidad autónoma no parecen frenar las intenciones de aquellos voluntarios que, desde las dos de la tarde vigilan la logística de la movilización convocada en la plaza Letamendi, frente al edificio de Hacienda, donde tendrá lugar el acto principal de la Diada.

“Me preocupan los contagios, pero también el derecho a protestar y manifestarnos es tan importante como cualquier otro. Nosotros respetaremos las medidas y haremos que los asistentes también las cumplan”, comenta Carmen mientras busca una sombra para escapar de las altas temperaturas del mediodía barcelonés.

Aún quedan más de tres horas para que de comienzo el acto oficial en este punto, pero ya se pueden ver algunos de los voluntarios encargados de vigilar que aquellos que acceden al punto de protesta partir de las 16:30 lo hagan con inscripción.

Frente al edificio de Hacienda, está previsto que a partir de las 17:14 horas comience el acto político central. Aquí, el aforo fijado por la organización es de 200 personas, contando con voluntarios, organización y medios de comunicación. La necesidad de inscribirse para participar en cada uno de los puntos hace que la imagen, a primera hora de la tarde, diste de la marea amarilla de otros años.

Terrazas vacías antes del acto

El reloj marca las 14:30 y Carlos, trabajador del bar Bagoa, se muestra sorprendido por la escasa afluencia en la terraza. “Nosotros habíamos reforzado el personal para este día, pero mira cómo está la terraza. Espero que en unas horas se anime porque vendrán más trabajadores y así no resulta rentable. Incluso, tenemos menos gente que cualquier otro día de la semana”, señala.

De momento, no parece que los bares de la zona vayan a hacer el agosto. Tampoco lo harán los vendedores de ‘merchandaising’ independentista que este año no se dejan ver ni tampoco han montado las tradicionales paradas dedicadas a la venta. La situación no mejora si se camina unos metros por el resto de terrazas. Las pocas camisetas azules, distintivas de la ANC, que se ven por la calle son de voluntarios y organizadores de la movilización.

Sobre el asfalto y en medio de la plaza Letamendi, un vallado acota la zona a la que podrán acceder los manifestantes. En su interior, están las sillas que deberán ocupar respetando la enumeración.“Los asistentes tendrán que estar sentados y hay dos metros entre cada una de las sillas, llevo toda la mañana midiendo”, explica Araceli mostrando un metro que guarda en su bolsillo.

“No creo que la Diada se vaya a convertir en un foco de contagio. Durante estos días estamos viendo más actitudes incívicas en las calles que las que aquí se pueden dar. Yo veo que la organización lo ha preparado todo y se va a poder cumplir con las medidas de segurida”, apunta Gemma. Esta profesora de Barcelona asegura que es consciente de que dentro de unos días tendrá que volver al aula con los alumnos. Sin embargo, es 11 de septiembre, una fecha marcada en rojo en el calendario independentista a la que no estaba dispuesta a renunciar. 

A unos metros, Toni Mayor pasa las horas previas junto a su familia. Han venido de Igualada a una cita a la que, según cuenta, no faltan ningún año porque su mujer forma parte de la organización. “Yo no voy a entrar al punto habilitado porque no tengo inscripción, me quedaré aquí fuera y si veo que se empieza a amontonar gente me iré porque me preocupa la situación”.

Precisamente, los voluntarios vigilan que no se produzcan concentraciones en los alrededores. Para ello, se han dispuesto dos filtros de entrada a la plaza. En el primero, dos voluntarios piden la inscripción para poder acceder. A unos metros, el segundo filtro tomará la temperatura a los asistentes y volverá a solicitarles la inscripción.

Comienzan a llegar manifestantes

Son las 16:30 horas y comienzan a llegar los primeros inscritos. “Veo muchas medidas de seguridad, no creo que corra ningún riesgo. Es nuestro deber venir porque la Diada que vivimos es atípica, pero más atípica es la represión que sufrimos”, cuenta Rai López, que ha venido desde Terres del Ebre.

Previa solicitud, los asistentes tenían reservada una silla.

Aunque Rai tiene su inscripción realizada, a unos metros se reúnen ya una veintena de personas que han optado por seguir el acto sin acreditación. Montserrat, Marga y Neus esperan detrás de la valla. “Siempre hemos participado, este año no nos hemos inscrito porque aconsejaban poca gente, distanciamiento y no teníamos muy claro como acabaría celebrándose”, explica Montserrat.

“Creo que todos los que participamos somos muy respetuosos. Yo veo igual de peligroso ir en el metro o viajar en un avión y lo seguimos haciendo”, sostiene Marga que descarta abandonar la zona si en un rato comienza a llegar más gente sin inscripción. “Seguiremos viniendo siempre que nuestro presidente nos lo pida”, añade. Junto a Montserrat, Marga exclama que “sale en esta Diada por dignidad”. “Tenemos a nuestros representantes políticos en la prisión sin merecerlo”.

Para estas tres amigas que visten la estelada anudada al cuello “es necesario seguir saliendo a la calle”, y dicen que “ahora con más motivo para que el Govern vea que la gente en la calle camina unida”. Y es que, la sensación que comparten las tres es “que los representantes políticos deberían hacer más por la independencia”. “Si nos piden desobediciencia, los partidos en el Govern tienen que dejar las disputas, tienen que poner de su parte, porque de otro modo no podremos seguir adelante”, dice Neus

Las desavenencias de los socios de Govern, ERC y JxCat y las últimas discrepancias entre el partido de Puigdemont y el PdeCat generan enfado en la calle. También la decisión que pueda adoptar la justicia que en una semana se pronunciará sobre la inhabilitación de Torra. “Si la justicia inhabilita al president Quim Torra se estará cometiendo una nueva injusticia y si eso ocurre no creo que deba convocar aún elecciones porque nos encontramos en plena pandemia, pero es necesario que la calle también vaya a las urnas para que el independentismo sea el 50%”, dice Marga mientras comparte con sus amigas esa desilusión latente hoy, no solo porque el Covid-19 impida muestras de efusividad soberanista en las calles, sino porque sienten que la “determinación en el ámbito político que se vivía hace tres años se ha difuminado”.

Acceso al punto habilitado

Los voluntarios abren la entrada al recinto. Tímidamente, los asistentes empiezan a llegar a la cola de acceso. Allí, Carlos espera junto a su hija, separados por las líneas que marcan la distancia en el asfalto. “La mascarilla, la distancia y el gel, no pueden estar reñidos con ejercer nuestros derechos fundamentales. Tenemos derecho a reivindicar la independencia”, afirma Carlos mientras la megafonía ya repite la cantinela que recuerda, precisamente, las normas sanitarias para evitar los contagios.

Márcel ya está dentro y ocupa su silla marcada con el número 77, las primeras ya están repletas. Desde ahora y hasta que finalice el acto no podrá moverse por el espacio acotado, tampoco beber ni fumar. “Creo que aguantaré aquí sentado por la soberanía del pueblo catalán”, bromea.

Los organizadores empiezan a saludar encima del escenario, las más de 100 sillas dispuestas se han ocupado, arranca el acto central con conexiones en los diferentes puntos habilitados por toda Cataluña. Le siguen las ponencias de Josep María Servera, presidente de la Asociación de Municipios por la Independencia, Marcel Mauri, vicepresidente de Omnium Cultural, y Elisenda Paluzie, presidente de la ANC.

El acto finaliza y es el único momento en el que los asistentes se levantan de sus asientos, mientras suena el himno de Cataluña. La megafonía indica los números de aquellos que pueden ir abandonado el punto de manera escalonada. Los manifestantes marchan sin gritos de independencia y en un ambiente que, si no fuera por las esteladas y los lazos amarillos, no haría pensar que hoy se celebra uno de los días mas importantes para las reivindicaciones del soberanismo catalán.

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